Finalmente me levante. No sabia cuanto tiempo habia pasado encogida en ese rincon, solo recordaba el dolor, el eco de mis gritos mientras me retorcia como un gusano en el anzuelo. El aire entraba por mi boca abierta y quemaba todo a su paso, y la sangre era cemento fresco que corria por mis venas, mas espesa cada vez. Han pasado semanas y Maya sigue sin explicarse que le sucedio. Todo ha cambiado desde el dia en que desperto en un callejon rodeada de sangre, de su propia sangre. Nadie puede entenderlo: Abel no quiere saber nada de ella y su madre, alarmada, no deja de vigilarla. No necesita comer, su mente es mas rillante que nunca y le torturan los sutiles rayos del sol. En que se ha convertido? No, esta no es una historia mas de vampiros...